Antes de que llegue el buen tiempo y empecemos a pensar en la Operación Verano, queremos contaros algunas curiosidades gastronómicas de nuestra querida Barcelona… Tradicional y moderna, histórica y cosmopolita, así son los barrios que nos enamoran, así es el Gótico, el Raval y nuestro querido Borne y así es nuestra comida. Barcelona sabe comer ¡y muy bien! ¿A qué te suenan algunos de estos platos?
NO ES SÓLO PAN…
¿A quién no se le hace la boca agua con el pa amb tomaquet? No es sólo una rebanada de pan con tomate, aceite de oliva y sal, quien diga eso es que no conoce cómo lo hacen en el Bar Nou, cerca de Plaza Cataluña. Son expertos en el plato. Sí, sí… el cliente puede escoger entre siete tipos de panes diferentes: de payés, de espelta, negro, coca del Maresme, bagel, foccacia y pretzel. También el aceite: arbequina, empeltre, hojiblanca y picual y, por supuesto ¡la sal!: fina, Maldón o Maldón ahumada. ¿Quién dijo que el pa amb tomaquet es una simple rebanada de pan?
PAPAS MUY BRAVAS
Dicen los paladares selectos, que es “el Santo Grial de la gastronomía”. El secreto mejor guardado. Sí, amigos, el misterio de los fogones que queda por revelar es nada más y nada menos que ¡la patata frita! Se trata de uno de los alimentos más servidos en las mesas del planeta, ¿pero existe la receta ideal? En Barcelona nos encantan las patatas bravas y no todo el bar, restaurante y atrevido que se pone a ello, logra darle el punto exacto… Mención especial merece el cocinero Sergi Arola, que ha reinventado la patata frita, al concebir unas bravas revolucionarias, cortadas en forma cilíndrica y rellenas por dentro de salsa de tomate.
Nos han contado que tampoco lo hace nada mal Carlos Dasilva, un joven cocinero que pone toda su alma en cada detalle, y sólo comiendo sus cuidadas tapas podemos juzgar que el eslogan del respeto al producto de temporada es mucho más que una frase vacía. Nos han recomendado que probemos sus bravas. Trabaja en Districte Born, en la calle Princesa. Dicen en este local que quieren “ser la opción de los que valoran los mundos, las historias y los secretos que se esconden detrás de cada plato”.
CALÇOTADA DE LUJO
La Calçotada es una verdadera institución catalana. Los calçots, las cebolletas, son cocidas a la brasa: hay que pelar la primera piel ya que queda chamuscada pero el interior es blando. Sumerge el calçot en la famosa salsa romesco, junto a una deliciosa butifarra… ¿se te hace la boca agua? Pues será porque no has degustado este plato en la Fonda Espanya, uno de los lujos que se puede dar un ‘bon vivant’ en esta ciudad. No es por el precio, sino por el buen gusto. En este mágico espacio de techos altos y decorados, el mismísimo Martín Berasategui ha recuperado el antiguo concepto de las fondas apostando por la cocina más tradicional de la tierra con un guiño a la actualidad. Este interesante restaurante modernista, originalmente proyectado y decorado por Domènech i Montaner, está en pleno barrio del Raval.
La Fonda España celebra del 20 de febrero al 15 de marzo la temporada de calçots con un completo menú que incluye todos los ingredientes de una auténtica calçotada: teja de calçots con salsa romesco, parrillada de carnes con all-i-oli y crema catalana. Acercaos estos días a paladear esta comida tan popular, que tiene su origen en Valls (Tarragona) y se remonta al siglo XIX, cuando el Xat de Benaiges, un payés de la zona, descubrió este delicioso manjar casi por descuido al dejar unos brotes de cebolla en las brasas más tiempo de lo debido.
LA COMIDA DE LA ABUELA
Si no te van los lujos, si estás todavía arrastrando la cuesta de enero, siempre puedes organizar una comilona en tu casa y dejar los restaurantes para cuando llegue el buen tiempo: te proponemos algunos platos con los que triunfar entre tus amigos… ¡Suerte y a los fogones!
Si tus invitados vienen con frío este plato les sentará fetén. La escude lla es un cocido que lleva de todo: hecho a base de caldo gallina, ternera, espinazo de cerdo y hueso de jamón, al que posteriormente se le añaden albondiguillas (pilotetes) y la carne hervida desmigajada. También verduras: zanahoria, col y patata. Por último, se le añaden los tradicionales galets, grandes trozos de pasta… sólo uno de ellos ocupa toda la cuchara. Los galets no tienen traducción porque sólo se comen en Cataluña y comúnmente en Navidad. Seguro que la mejor escudella es la que hace tu madre ¿o no?
Si no te ves capaz de meterle mano a este plato, lo canelones son tu opción. Es un plato conocido, y muy fácil de hacer: carne envuelta en pasta con salsa de bechamel, queso por encima y gratinado al horno. ¡Para chuparse los dedos!
¿Os dais cuenta cómo en el casco antiguo de Barcelona se mezcla lo tradicional y lo moderno… también en la comida? No dejes que te lo cuenten y ven a disfrutar con los cinco sentidos esta zona de la ciudad… Puede que aquí https://www.cascanticbcn.com/pisos/ encuentres algo más que una vivienda: un hogar.