Probablemente, cuando uno piensa en mercado y Barcelona, lo primero que se le viene a la mente es el mercado de la Boquería, situado en la Rambla de Barcelona. Desde hace muchos años, este mercado, se ha convertido en una parada obligatoria para los visitantes de la Ciudad Condal, tanto por su belleza como por la enorme variedad de productos que ofrece, que van desde las delicias de chocolate más exclusivas hasta un manojo de chiles frescos, perfectos para preparar salsas. (Tanto es el éxito de este mercado, que incluso en abril de este año, el consistorio limitó las visitas de grupos de turistas para evitar que se colapsaran los pasillos). Sin duda alguna, la Boquería o mercado de Sant Josep es el mercado más emblemático de Barcelona y uno siente que debe visitarlo para completar su experiencia en la ciudad. Sin embargo, no es el único por lo que hoy queremos hablar de eso: de la sensación de ir a comprar alimentos y salir conociendo un poco más la historia de Barcelona. ¿Nos acompañas?
Para completar un poco, diremos que la historia del mercado de la Boqueria se remonta a la Edad Media, cuando los vendedores ambulantes y payeses se reunían ante las puertas de la antigua ciudad, en la explanada del Pla de la Boquería. Lo hacían fuera de las murallas para no pagar impuestos de entrada de mercancías. En el lugar donde hoy está el mercado, hubo anteriormente un convento, el convento de San Josep (construido en 1586), que, tras ser destruido, cedió su lugar a la plaza de Sant Josep, una plaza que pretendía ser similar a la plaza Real, rodeada de pórticos. La intención era la de construir la plaza más grande de Barcelona, ya que tenía que llegar a la calle Jerusalén, pero cuando estuvo casi terminada, se decidió instalar temporalmente ahí el mercado para poder sacarlo del centro de la Rambla. Finalmente los comerciantes se quedaron ahí. En 1914 se inauguró el mercado con la cubierta metálica de cinco cuerpos que lo protege y desde entonces se comenzó a mejorar, no sólo estética, sino también sanitariamente, las instalaciones del mercado hasta llegar a lo que hoy conocemos como el actual mercado de la Boquería. Se encuentra en la Rambla, 91. Abre de lunes a sábado, de 8 a 20.30 horas.
A buen cubierto: el mercado de Santa Caterina
La iniciativa de agrupar los mercados al aire libre que se repartían por la ciudad surgió a raíz del aumento demográfico acelerado a raíz de la gran oleada inmigratoria atraída por la Exposición Universal del 1888 y la expansión industrial que hizo imprescindible dotar la ciudad de auténticos mercados para poder proveerla. El primer mercado cubierto de Barcelona no fue, no obstante, el de la Boquería, sino el Mercado de Santa Caterina (1848). Creado para favorecer el suministro de alimentos a las clases populares de la ciudad, se construyó donde había estado el convento de Santa Caterina, quemado en el 1835. Situado en el corazón del Casc Antic de Barcelona, muy cerca de la catedral de Barcelona y de la Vía Laietana, experimentó una importante y a todas luces favorecedora reforma que lo ha convertido en otro de los grandes mercados de referencia en Barcelona, no sólo para los vecinos del Casc Antic, sino también para los visitantes de la ciudad. El mercado de Santa Catarina destaca especialmente por la cubierta de coloridos mosaicos de aires gaudianos, más de 325.000 piezas que reproducen los colores de las frutas y verduras. Está situado en Avinguda Frances Gambó, 16.
Un mercado de cultura
Otro de nuestros mercados emblemáticos es el Mercado del Born, que fue el primer mercado barcelonés concebido en metal y vidrio. Fue inaugurado el 28 de junio de 1876 y está formado por tres naves coronadas con una cúpula octogonal de treinta metros de altura. Después de dejar de funcionar como mercado, tenía que ser el emplazamiento de una gran biblioteca. Pero el hallazgo de restos arqueológicos de la Barcelona del 1714 lo reconvirtió en El Born Centre Cultural, un centro dedicado a la memoria colectiva y espacio para el desarrollo de actividades culturales al servicio de la comunidad.
En 1882 se inauguró el Mercado de Sant Antoni, situado entre las calles de Urgell, Comte Borrell, Tamarit y Manso, una de las muestras más destacadas del Modernismo en Barcelona. Construido delante de uno de los portales de las murallas del cual cogió el nombre, tiene forma de cruz griega y está coronado por una gran cúpula octogonal. Actualmente está en remodelación y, aunque su apertura está prevista para el próximo año, el mercat de Sant Antoni es también mucho más que alimentos. En sus alrededores acoge los célebres mercado del Encants de Sant Antoni y el Dominical del Libro, este último imprescindible para los amantes de la literatura y del coleccionismo.