A la hora de elegir dónde vivir, son muchas las personas que valoran la presencia de espacios verdes en los que poder evadirse, al menos temporalmente, del cemento que tanto asfixia. Esto que pudiera parecer un mero capricho, resulta cada vez más imprescindible para quienes aspiran a tener cierta calidad de vida. Barcelona, podemos decir con orgullo, es actualmente una de las ciudades europeas con más arbolado viario (150 000 unidades) y dispone de una extensa red de parques y jardines que ha ido creciendo de forma considerable, sobre todo a partir de las grandes renovaciones urbanísticas de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, y que continúa expandiéndose con el objetivo de satisfacer las demandas de sus habitantes. Muchos de estos parques y jardines tienen, además, una relación con la historia de la ciudad que merece la pena conocer, si bien en esta ocasión nos queremos centrar en uno de los parques más grande de Barcelona y, por tanto, uno de sus pulmones más importantes: el Parque de la Ciutadela (Parc de la Ciutadella).
El Parque de la Ciutadela, situado en el Casc Antic de Barcelona, a sólo unos pasos del barrio del Born, fue durante muchos años el único parque público de la ciudad. En la actualidad, sus más de 17 hectáreas suponen para muchos –barceloneses, barcelonesas, residentes y visitantes– un lugar ideal de escape, ya sea para hacer deporte, pasear o compartir una tarde con familia o amigos. Pero, sigamos descubriendo un poco más la historia de este parque para compartir, después, algunas de las muchas opciones que nos ofrece para disfrutar de Barcelona al aire libre.
La Ciutadela de Barcelona, la más grande de Europa
Con el objetivo de poder dominar la ciudad que acababa de conquistar tras más de un año de asedio, Felipe V mandó construir la Ciudadela o fortaleza, la más grande de Europa en aquella época, con forma de estrella, que le daría posteriormente nombre al parque. La construcción de la Ciudadela, que se llevó a cabo entre 1716 y 1718, se encargó al ingeniero militar flamenco Joris Prosper Van Verboom y para su construcción fue necesario derribar parte del Barrio de la Ribera, que se trasladaría a La Barceloneta tres décadas más tarde y se derribaron 1.200 casas, así como los conventos de San Agustín y Santa Clara.
Convertida en un símbolo de control del gobierno central, la población catalana despreciaba este lugar. En 1841, la fortaleza fue derribada por orden de la Junta Militar, aunque la reina regente María Cristina de Borbón, lo mandó reconstruir y no fue hasta la Revolución de 1868 cuando se demolió totalmente la Ciudadela. De la fortaleza original quedaron sólo la capilla (actual Parroquia Castrense), el palacio del gobernador (actualmente el IES Verdaguer) y el arsenal, actual sede del Parlamento de Cataluña.
“Los jardines son a las ciudades, lo que los pulmones al cuerpo humano”
La recuperación de esta zona llegaría veinte años después, con la Exposición Universal de 1888 de Barcelona. Las Exposiciones Universales, iniciadas en Londres en 1851, estaban para entonces consideradas los mayores eventos políticos, económicos y sociales del mundo. Eran una oportunidad para que los países expusieran sus avances tecnológicos y mostraran su potencial económico e industrial. Organizar un evento de estas características era, por tanto, una oportunidad de desarrollo económico para la ciudad organizadora además de una forma de obtener un gran prestigio internacional. La Exposición se desarrolló en un recinto de 450.000 m2 que se extendía desde el Arco de Triunfo (construido como entrada al recinto), el Parque de la Ciutadela, el zoológico, y parte de la actual Estación de Francia hasta el lugar donde hoy se ubica el Hospital del Mar.
Para adaptar el lugar, el entonces alcalde Francisco de Paula Rius y Taulet encargó la urbanización del parque a Josep Fontserè, quien, bajo el lema «los jardines son a las ciudades lo que los pulmones al cuerpo humano», buscó inspiración en jardines europeos, como los Jardines de Luxemburgo de París, para su diseño. Junto con la zona verde proyectó una plaza central y un paseo de circunvalación, así como una fuente monumental y diversos elementos ornamentales, dos lagos y una zona de bosque, además de diversos edificios auxiliares e infraestructuras a su alrededor, como el Mercado del Borne, un matadero, un puente de hierro sobre las líneas de ferrocarril y varias casetas de servicios. También el entonces estudiante de arquitectura Antoni Gaudí participó en el planeamiento del parque, con el proyecto de la Cascada Monumental.
Diversión al aire libre en el Casc Antic
Desde entonces, el Parque de la Ciutadela ha sido uno de los espacios preferidos de ocio y esparcimiento de la vida barcelonesa convirtiéndose a menudo en punto de encuentro para la realización de numerosas actividades deportivas (como, por ejemplo, el programa del Ayuntamiento Actíva’t, que es gratuito y combina paseos por el parque con prácticas de gimnasia oriental); culturales, como los conciertos de Música als parcs –también gratuitos–, y lúdicas, como el espacio de educación ambiental que ofrece numerosas actividades para los más pequeños de la familia. El tan codiciado clima mediterráneo del que disfrutamos en Barcelona nos permite, además, disfrutar al aire libre a lo largo de casi todo el año de modo que el más mínimo rayo de sol que entra por nuestra ventana se convierte en un motivo más que suficiente para salir a la calle y disfrutar de este espacio verde en pleno Casc Antic de Barcelona. ¡Así que no te lo pienses y sal a pasear!
(Tenéis más información del Parc de la Ciutadella en la Página del Ayuntamiento de Barcelona y sobre las próximas actividades en el parque, en la Guía de Barcelona).